Perú: QUÉ DIFÍCIL ES MEDIR Y BUSCAR LA VERDAD

Hugo Ñopo

La semana pasada el índice de estabilidad económica de Bloomberg causó revuelo. El punto de partida fue la noticia que decía que habíamos conseguido superar a Chile como el país más estable de la región. Los funcionarios del gobierno actual y sus adeptos no tardaron en circular la noticia hasta que surgieron algunas aclaraciones en la discusión pública. El índice tiene tres componentes —económico, financiero y político— siendo el financiero el que explica la gran mejora del Perú.

Pero hay más: la mejora reciente del país es un rebote. Cuando Pedro Castillo pasó a segunda vuelta, tal componente financiero del índice cayó enormemente, de 65 a 20. El año previo de turbulencia política también implicó una caída importante, de 90 a 65. Lo que hemos visto en la reciente edición del índice es una recuperación. Hoy estamos en 80, por encima de lo que teníamos antes de las elecciones del año pasado, pero por debajo de lo que teníamos antes de la turbulencia política de los últimos dos años. Un dato adicional es que el componente político del índice está en franca caída desde el 2015, pero muy levemente. En los últimos dos años ha caído de 21 a 18.

Con esta nueva información, varios analistas salieron a opinar resaltando lo que le convenia a la historia que cada uno quería contar. Aquí había argumentos para todos: los defensores del gobierno, los defensores de la economía de mercado, los críticos del Congreso, los críticos de la inestabilidad política, y varios otros colectivos. El mismo dato numérico sirvió para construir distintas verdades, aparentemente contradictorias entre sí.

Zanjar si alguno de estos colectivos tiene la razón y los otros no es un ejercicio poco útil. Cada uno tiene algo de razón. Pero lo que más llama la atención es la discusión que puede generar un indicador que es tomado acríticamente. Son muy pocos los que han levantado preguntas del tipo: ¿qué tal si indagamos por el indicador que estamos utilizando? ¿Qué mide (y qué no)? ¿Qué tan bien mide lo que pretende medir? Estas son preguntas básicas que deberían preceder a toda discusión basada en indicadores, pero que regularmente nos olvidamos de plantear.

Como decíamos, este indicador intenta medir la estabilidad en lo político, financiero y económico; pero no mide explícitamente la estabilidad en lo jurídico o lo social. El indicador tampoco mide lo institucional, tan relevante en un país informal como el nuestro. No conozco más detalles, pero no extrañaría que dentro de lo que Bloomberg llama “económico” abunden los indicadores macroeconómicos y escaseen los de índole micro. Tener claridad de lo que hay dentro del indicador, y de lo que no, es muy importante antes de iniciar las discusiones.

Prestemos atención a las escalas de medición. Hay algo que no consigo explicarme. Si algo caracteriza a lo que ha pasado nuestro país en los últimos dos años es la turbulencia política. Esto se refleja en una caída de tres puntos en el componente político del indicador, de 21 a 18. Pero ¿qué ha ocurrido en el ámbito financiero para que el componente que lo mide haya caído de 90 a 65 y de ahí a 20? Esto me hace pensar que el índice de estabilidad tiene un serio problema de calibración en sus componentes.

Además de tener claridad acerca de los componentes, es importante prestar atención a la forma en que estos se combinan. En este índice de estabilidad la formula para combinar los componentes es la más sencilla posible: se computa un promedio simple de los tres componentes. Yo valoro mucho la simplicidad y habitualmente trato de evitar sofisticaciones, pero en el caso concreto de este indicador, ¿es este el camino correcto? Existen infinitas maneras de combinar los tres indicadores y nada nos garantiza que la media aritmética simple, sin ponderaciones, sea una buena agregación. Es más, yo preferiría no agregar los componentes y analizarlos por separado.

El mundo es complejo y tiene múltiples dimensiones. Tratar de condensarlo en un único indicador es una tarea prácticamente imposible. Sin embargo, también es cierto que la complejidad es difícil de analizar. Necesitamos simplificaciones de la realidad (esto es, modelos e indicadores) que nos permitan comprenderla y monitorearla más fácilmente, aunque sea de forma parcial. Esta es nuestra manera de andar por el mundo buscando verdades.

Este caso también podría abrir una discusión acerca de la posibilidad de vivir en un mundo en contradicción, o donde no se puede conocer la verdad acerca de todo. Gödel nos dejó este encargo hace casi un siglo, pero no sé si estemos preparados para enfrentarlo.

https://jugodecaigua.pe/que-dificil-es-medir-y-buscar-la-vedad/

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