Perú: Los nazis

Gustavo Espinoza M.

No. No estamos hablando de la Alemania hitleriana, esa que escarapela el cuerpo con sus infinitas crueldades e inimaginables perversiones.

Ni siquiera de la Ucrania de este tiempo en la que el Batallón Azov y otros anidan las mismas intenciones y métodos. Estamos aludiendo más bien a algo que nos toca más de cerca y que hoy recobra actualidad. A una experiencia cercana. Veamos:

Quien haya leído el libro de David Hildalgo, el director y fundador de Ojo Público, titulado “Sombras de un rescate”, habrá reparado en un hecho poco usual pero altamente indicativo de lo que constituye la práctica de ciertos grupos armados que operaron en nuestro país y que pareciera que ahora recobran vigencia plena.

Nos referimos a “Los nazis”, un destacamento creado por los servicios de inteligencia en los años del régimen fujimorista que actuó alevosamente y con la más absoluta impunidad en el empeño por honrar su denominación. Quienes lo crearon se inspiraron sin duda en su antecedente histórico, aquel contingente germano que diera vida a la Alemania de Hitler y muerte a más de 50 millones de personas en el marco de la II Gran Guerra cuyo desenlace acaba de evocarse con motivo de los 77 años de la caída del III Reich.

Era éste -dice Hidalgo- “un grupo de unos cuarenta efectivos seleccionados entre suboficiales de la policía y el ejército, para las acciones de Inteligencia. Estaban entrenados en técnicas antisubversivas y operaciones clandestinas, por lo que varios de sus miembros solían participar como supervisores en el adiestramiento de otras unidades operativas del SIN”.

El Jefe de Los nazis era el comandante Jesús Zamudio Aliaga (ZAJ), quien participara activamente en el “rescate de los rehenes” de la residencia nipona el 22 de abril de 1997 y fuera, ya entonces, hombre de confianza personal del Jefe (secreto) de los organismos especiales del sector.

Antes Zamudio estuvo en Ayacucho y fue instructor de comandos en aquellos años de “feroces luchas” contra las “huestes terroristas”. Allí fue Jefe de la Compañía de “Los lince”, que actuara en Accomarca, en la cruel matanza de agosto del 85 que culminara con el asesinato de 69 civiles entre hombres, mujeres y más de 20 niños. El nombre de Thelmo Hurtado se hizo famoso en aquella circunstancia.

El Jefe de todas esas acciones, fue el hoy congresista y general ® José Williams Zapata, quien –siendo coronel- tuvo a su cargo también la “Operación Chavín de Huántar”, tan celebrada en ciertas esferas de la política nacional. No obstante, su responsabilidad por lo ocurrido en Ayacucho, pasó “piolas” por lo bien blindado que estuvo.

También se sabe que el grupo de Zamudio –“Los nazis”- integraba una unidad más grande, denominada “Cobra”, que a su vez estaba compuesta por otras -“Júpiter”, “Roma” y “Alfil”- lo que le permitió sumar alrededor de mil hombres de la misma orientación y actividad, dedicados básicamente a los mismos planes y acciones. Así, Los nazis, fueron más. Muchos más.

En abril del 97 Zamudio coordinaba sus acciones con Roberto Huamán Azcurra, quien operaba como “su brazo derecho”. Y es que los dos respondían a un mismo comando y tenían a su cargo acciones similares al tiempo que actuaban contra un mismo objetivo y con idéntico propósito. “Los cuervos”, les llamaron. Por encima de ellos, estaba solo William Zapata y más alto aún el Asesor Presidencial en materia de Inteligencia, y el mismo Jefe del Estado.

¿A qué viene todo este recuerdo? A la necesidad de tener presente siempre que el accionar de los grupos operativos creados por los servicios de inteligencia en países como el nuestro en los que “el amo del norte” siempre juega el papel de orientador y entrenador son estructuras similares en el fondo y en la forma.

En el fondo porque están embrutecidas y envilecidas por la misma “ideología”, el anticomunismo más ramplón que las conduce a cerrar los ojos ante la realidad y ver “enemigos” en el seno del pueblo. Para ellos, los obreros son comunistas; los campesinos, subversivos; las mujeres, terroristas y los jóvenes, alzados en armas. Para todos ellos, cabe una sola caracterización: “terrucos”, y un solo fin, la muerte.

De ahí su práctica siniestra, sus formas operativas, la “guerra sucia”, y sus elementos clásicos: la desaparición forzada de personas, las ejecuciones extrajudiciales, las privaciones ilegales de la libertad, la habilitación de centros clandestinos de reclusión y la tortura institucionalizada. Vale decir, el terror en todas sus variantes.

Los “nazis” de ayer, bien pueden ser los grupos de acción que marchan en las calles vociferando consignas groseramente anticomunistas y que han declarado una suerte de “guerra abierta” al gobierno de Pedro Castillo y a sus seguidores reales o imaginarios. Hablamos de “la Resistencia”, “Los Patriotas”, “Los Combatientes”, y otros, que proclaman su voluntad de “aplastar” a los “rojos” donde los encuentren. Por lo pronto, los buscan por calles y plazas.

Son los “grupos operativos” de ayer, los “Comandos de acción” de un partido difunto; los mercenarios contratados para ejercer violencia, regar la sangre, sembrar el miedo y cultivar la muerte. Pero sobre todo, en Ucrania y aquí, son los más arteros enemigos de los pueblos

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