Perú: Qué culpa tiene el tomate

Sonia Suyón

Estos son los alimentos que consumimos a diario y que están impregnados de decenas de contaminantes agroquímicos y hasta pesticidas prohibidos, además de metales pesados como cadmio y plomo

Ocho de cada diez tomates que se venden en los mercados y supermercados de todo el país no son aptos para consumo humano porque contienen altas dosis de pesticidas y agroquímicos contaminantes, entre ellos los plaguicidas prohibidos methamidophos y monocrotophos. Nueve de cada diez pimientos que los peruanos sirven en sus mesas están contaminados con restos de 21 pesticidas diferentes. Ocho de cada diez ajíes amarillos usados, por ejemplo, para preparar la papa a la huancaína o el ají de gallina, llevan adheridos, además de pesticidas químicos, metales pesados como cadmio y plomo. Cinco de cada diez manzanas, que algunos se comen con cáscara y todo, superan los límites máximos de plaguicidas químicos de uso agrícola, además de micotoxinas y contaminantes microbiológicos. El brócoli, otro producto estrella en la mesa peruana moderna, guarda secretamente una gran cantidad de restos de plaguicidas, metales pesados, además de parásitos como aerobios mesófilos y escherichia coli.

Estos son algunos de los alarmantes resultados del último “Informe de monitoreo de residuos químicos y otros contaminantes en alimentos agropecuarios”, realizado por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). El estudio, que se llevó a cabo el 2021 pero cuyos resultados recién han sido publicados hace un par de meses, analizó un total de 3,762 muestras de alimentos recolectadas en 24 regiones del país y obtenidas tanto en el mismo campo agrícola de producción como en diferentes mercados de abasto a nivel nacional (supermercados y mercados locales).

Los alimentos analizados fueron 28: ají amarillo, arveja, banano, brócoli, camote, cebolla, frejol, haba, lechuga, lenteja, limón, maíz choclo, mandarina, manzana, naranja, papa, papaya, pallar, pepinillo, pimiento, piña, quinua, tomate, trigo, uva, yuca, zanahoria y zapallo. (Grandes ausentes: la palta, la fresa, la espinaca).

El análisis de las 3,762 muestras de estos alimentos vegetales, recolectadas para determinar el nivel de contaminantes químicos, arrojó que el 26.45 % (995 muestras) resultó no conforme a los límites máximos permisibles de plaguicidas de uso agrícola, según lo establecido en la normativa nacional e internacional. Es decir, la cuarta parte de los alimentos analizados no es apta para consumo humano. Pero en casos como el pimiento, el ají amarillo y el tomate, casi en su totalidad resultan dañinos para la salud. Así tenemos en el ranking de los más contaminados con restos de pesticidas el pimiento (87.36 % no apto para consumo humano), el ají amarillo (81.25 %), el tomate (77.40 %), el brócoli (44.71 %), la manzana (44.44 %), el pepinillo (39.29 %) y la yuca (38.98 %).

De otro lado, el estudio de Senasa también determinó cuáles son los alimentos con mayor cantidad de contaminantes microbiológicos. Y la corona se la lleva nuestro producto nacional estrella de exportación, promocionada por todo lo alto en las ferias de Promperú: la quinua. El 43.39 % de las muestras analizadas presenta altas dosis de contaminantes microbiológicos, los que superan los límites permisibles para el consumo humano. Le sigue el frejol (21.85 %), el camote (17.78 %), el haba (12.22 %), el brócoli otra vez (11.76 %) y la zanahoria (11.70 %).

Los metales pesados encontrados en alimentos de origen vegetal con mayor frecuencia y que superan los límites permisibles fueron plomo (hallados en ají amarillo, arveja, brócoli, camote, frejol, haba, lechuga, lenteja, limón, maíz choclo, mandarina, pallar, papa, pepinillo, trigo, uva, yuca, zanahoria y zapallo) y cadmio (ají amarillo, brócoli, cebolla, lenteja, limón, pimiento, tomate y zanahoria). El cadmio es un elemento sumamente tóxico y dañino para el ser humano. “Su ingesta excesiva puede causar alteraciones gastrointestinales, insuficiencia renal aguda, alteración de la función hepática, acidosis metabólica y coagulopatía”, advierte una guía médica del Ministerio de Salud. El cadmio es uno de los elementos más peligrosos para la alimentación humana debido a su carácter acumulativo: el cuerpo retiene este elemento.

Y hay más. Los microorganismos detectados con mayor incidencia y que superan los límites máximo permisibles fueron mohos (frejol, haba, lenteja, pallar, quinua y trigo) y aerobios mesófilos (entre otros, en ají amarillo, plátano, brócoli, lechuga, limón, mandarina, manzana, papa, papaya). Por otro lado, los parásitos encontrados en los alimentos de origen vegetal fueron Giardia sp. (arveja, cebolla, uva y zanahoria), y Criptosporidium sp. (uva).

El informe de Senasa también da cuenta del análisis de muestras de origen animal: carne de res, de cerdo, de pollo, huevo de gallina y leche cruda de vaca. Lo más saltante es que para el análisis de contaminantes microbiológicos el 56.68 % (602 muestras) presentó cantidades que superaban los máximos permitidos. Para el caso del análisis parasitológico, de las 422 muestras colectadas en el 27 % (116 muestras) se determinó presencia de parásitos. Y como para coronar este rosario de perlas negras, tenemos que la leche es el alimento con mayor porcentaje de contaminantes microbiológicos: el 93.12 % del total de las muestras no es apta para consumo humano.

Los microorganismos encontrados con mayor frecuencia en los alimentos de origen animal fueron aerobios mesófilos (carne de bovino, carne de pollo, carne de porcino, huevo de gallina y leche cruda de bovino), escherichia coli (carne de bovino, carne de pollo y carne de porcino) y coliformes (leche cruda de bovino). También se encontraron staphylococcus aureus, salmonela spp., campylobacter y escherichia coli. Y los metales pesados hallados en los alimentos de origen animal y que superan los límites de las normas internacionales fueron cadmio (carne de pollo) y plomo (leche cruda, carne de porcino y carne de bovino).

Gracias a este monitoreo de Senasa sabemos entonces que estamos consumiendo alimentos contaminados con exceso de plaguicidas, sazonados con contaminantes microbiológicos y rematados con metales pesados. Pero los seguiremos consumiendo. No hay manera o por lo menos no se hace nada para decomisar esos productos o evitar que sigan comercializándose. Están en todas partes.

Voceros de Senasa consultados por este semanario señalaron algunas medidas implementadas frente a esta realidad. Entre otras, la implementación de las Escuelas de Campo en buenas prácticas agrícolas y pecuarias para un uso adecuado de plaguicidas. Se viene trabajando con los productores en el uso de controladores biológicos, como alternativa al uso de plaguicidas y se está coordinando con las autoridades locales competentes para ampliar la vigilancia sanitaria. También se está capacitando a los proveedores de alimentos y se evalúa una eventual aplicación de medidas sanitarias administrativas. Sin embargo, se sigue dando luz verde a plaguicidas como el clorpirifós, altamente tóxico y cuyo uso ya se ha prohibido, por ejemplo, en la UE.

Ciertamente, qué diferente es cuando un producto peruano de exportación contaminado cruza las fronteras y vuela hacia mercados europeos. Es detectado, inmovilizado, rechazado y devuelto antes de llegar a las mesas europeas. Eso sucedió, por ejemplo, con seis lotes de paltas, quinua y maca peruana, entre otros alimentos, que fueron observados y rechazados cuando iban a ingresar a países de la Unión Europea a comienzos de año. En estos productos se halló metales pesados como el cadmio en niveles mayores a los permitidos, así como restos de plaguicidas prohibidos en la UE.

Fuente: HILDEBRANDT EN SUS TRECE N°599, del 19/08/2022   p5

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