Las hojas muertas del mensaje

César Lévano

Se necesita cuajo para hablar como ha hecho el presidente Ollanta Humala de “la solidez de nuestra economía”. Esa desmedida dosis de optimismo y de ceguera explican por qué su mensaje del adiós calló respecto a medidas para enfrentar la crisis global que avanza a paso acelerado.

El jefe del Estado cree que su misión en el día de la patria consiste en reunir cifras de los ministerios, sin ningún horizonte programático, sin el menor aliento histórico. El plato fuerte de su debilidad son los programas sociales, que son expresión de asistencialismo, no fórmula de justicia.

Sobre salario mínimo no dijo una palabra, sobre la legislación antilaboral y sobre la ola de despidos calló sin pausa.

El cardenal y político francés Richelieu confesó que todo el bien que había hecho lo hizo mal, y que todo el mal lo había hecho bien. Humala pudo repetir esa frase cuando expresó: “Vamos a combatir la extorsión en construcción civil”. ¿Solo la extorsión? ¿No los asesinatos?

En el mensaje escuchamos: “Gracias a la delegación de facultades que el Congreso nos otorgó el día de ayer incorporamos en nuestro Código Penal el delito de sicariato, que permite sancionar a su autor con una pena privativa de la libertad no menor de 25 años”. ¡Pero ocurre que desde hace meses existe ya una ley contra el sicariato!

El mensaje no aportó beneficios para los trabajadores. En cambio, exhibió en bandeja a los beneficiarios de su política: las Asociaciones Público-Privadas así como los convenios de Obras por Impuestos.

“Bajo esta modalidad”, se jactó Humala, hemos adjudicado 28 proyectos por 20 mil 473 millones de dólares”. Entre las joyas concedidas mencionó la línea 2 del Metro de Lima, el gasoducto Sur peruano, el aeropuerto de Chinchero, el terminal portuario General San Martín de Pisco. Frenesí privatizador.

El gobierno que persiste en nombrarse nacionalista no dijo nada sobre la estafa con la reexportación del gas de Camisea en que participan la petrolera Shell y el Consorcio Camisea, que reexportan gas y eluden impuestos por millones de dólares y amenazan regalías por 20 mil millones de dólares. El de Humala al respecto es un silencio de oro. De oro negro.

Sobre las universidades mostró el presidente un dato revelador: “Estamos trabajando en una política nacional para la educación universitaria”. Tendría que romper con el acuerdo impuesto por el Banco Mundial, que obliga a reducir presupuesto para la universidad pública y fomentar la privada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*