¿Los industriales vs. la alimentación saludable?

Fernando Eguren (1)


La Sociedad Nacional de Industrias (SNI) se quejó ante la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), de que el representante en el Perú de esa organización, el doctor Manuel Peña, «utiliza expresiones en contra de la industria [alimentaria] que […] son injustificadas e inaceptables». 

De esta manera, la SNI cita unas declaraciones del doctor Peña, en el sentido de que «la industria ha avasallado todo lo que es la nutrición humana» al agregar [a los alimentos] «toda una serie de sustancias realmente nocivas». Por el contrario, la SNI afirma que esta industria «es responsable [y] cumple con todas las exigencias legales y sanitarias y con los más altos estándares internacionales».(2) La presidenta de la OPS/OMS responde a la SNI con otra carta, asegurando que «el trabajo que ha venido sosteniendo nuestro representante en el Perú está en plena concordancia con los principios y acuerdos de los cuerpos directivos de nuestra organización, está respaldado por la evidencia científica y es consistente con la política del Gobierno de ese país».(3) 

El motivo de esta polémica es la Ley 30021, de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes, promulgada en mayo de 2013 y que aún no se aplica, precisamente por la oposición de la industria alimentaria, que ve amenazada sus ventas. Más específicamente, los industriales están en total desacuerdo con los parámetros técnicos que permiten identificar y diferenciar los alimentos saludables de los que no lo son, según la proporción de sodio, grasa y azúcar que contienen. Esos parámetros son los mismos que la OPS/OMS viene proponiendo desde hace algún tiempo (para detalles, ver La Revista Agraria 172, de abril de 2015). 

La alimentación: tema complejo y de intereses encontrados 

Desde que se dio la Ley 30021, el tema alimentario ha dejado de ser, en el debate público, solamente un asunto de los programas sociales que implementa el Midis o de la capacidad de nuestra agricultura para producir los alimentos que necesitamos: se amplía, ahora, a una preocupación por la calidad de los alimentos. El actual llamado de atención que se hace no es por la tasa de desnutrición infantil (en el Perú se ha reducido en los últimos años, pero aún el porcentaje de niños desnutridos es demasiado alto), sino por la incidencia creciente del sobrepeso y la obesidad, que conducen hacia las llamadas enfermedades no transmisibles, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunas formas de cáncer. Esta es una tendencia global, y el Perú forma parte de ella. Se trata de un tema de salud pública, aunque los empresarios de la alimentación opinen, por el contrario, que es un tema de decisiones privadas: afirman que cada quien debe tener la libertad de comer lo que quiera, sea o no saludable; que corresponde a los padres velar por que sus hijos coman bien, y que el Estado no debe entrometerse.

El problema es que los efectos de la malnutrición que conduce al sobrepeso y a la obesidad, y que pueden terminar en una de las enfermedades no transmisibles, han adquirido en el mundo occidental tales dimensiones que se han convertido en materia de interés público, pues afectan a la colectividad y comprometen muy importantes recursos fiscales. Según la OMS, en 2014, en el Perú, el 59 % de las mujeres y el 50.6 % de los hombres tienen sobrepeso, mientras que la obesidad alcanza al 15.8 % de los hombres y al 26.5 % de las mujeres (4). 



 ¿Cuál es la causa del sobrepeso y de la obesidad? 

Según la OMS, «la causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas». Este desequilibrio es resultado de «un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos que son ricos en grasa, sal y azúcares, pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes, y [de] un descenso en la actividad física como resultado de la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización». (5) 

Es aquí que entra la industria alimentaria: la mayor parte de estos alimentos son productos industriales, ultraprocesados, «elaborados a partir de sustancias derivadas de los alimentos o sintetizadas de otras fuentes orgánicas. En sus formas actuales, son inventos de la ciencia y la tecnología» (6). Lo que la Ley 30021 quiere regular es la publicidad y la difusión de estos productos, objetivo que ha provocado la reacción contraria de la industria.

Hay científicos que sostienen que la causa principal del sobrepeso y la obesidad no es la mala alimentación, sino la falta de ejercicio físico. Es lo que argumenta, por ejemplo, una nueva organización no gubernamental norteamericana, Global Energy Balance Network, en un interesante artículo publicado por The New York Times: «la población [norte]americana consciente de su peso físico, se fija demasiado en cuánto come y bebe y no le presta atención al ejercicio [físico]»(7). Esta organización está dirigida por científicos de prestigio; lo que estos no habían revelado es que están financiados por la poderosa empresa transnacional Coca Cola.

Según científicos independientes, la Global Energy Balance Network no es sino una fachada de la Coca Cola. «La agenda de la Coca Cola es clara: hacer que estos investigadores confundan la ciencia y desvíen la atención del contenido de las dietas». The New York Times informa que este no es el único caso: corporaciones alimentarias como Kraft, McDonald’s y PepsiCo apoyan financieramente a organizaciones como la American Society for Nutrition y la Academy for Nutrition and Dietetics. Esta relación «contranatura» entre la industria alimentaria y organizaciones de científicos especializadas en nutrición sigue la táctica utilizada por la industria del tabaco, que contrataba a expertos para convertirse en «mercaderes de la duda» sobre los peligros, en la salud, de fumar. Según el prestigioso diario, era cinco veces más probable que los resultados de las investigaciones científicas financiadas por Coca Cola, PepsiCo y la industria del azúcar concluyesen que no había relación entre bebidas gaseosas y engordar, que las investigaciones hechas por científicos independientes llegasen a la misma conclusión. La historia que relata The New York Times muestra hasta dónde está dispuesta la gran industria alimentaria para tratar de influir en la propia investigación científica con el objeto de sesgar los resultados de las investigaciones a su favor, y, también, que el mundo de los científicos está lejos de ser éticamente intachable y que estos son sensibles a la tentación del dinero.

La publicidad de la comida ultraprocesada debe ser regulada

¿Por qué en el mundo hay un aumento de la ingesta de alimentos con alta cantidad de calorías? Aquí juega un papel importante la publicidad que promueve esos alimentos ultraprocesados y que tiene una influencia particularmente marcada en la población infantil y adolescente.

Una reciente publicación de la Unicef confirma un hecho ya conocido: «los niños y adolescentes, debido a su falta de madurez y desarrollo cognitivo, son más vulnerables a ser persuadidos por factores como la promoción y publicidad».

La publicación da como ejemplo la siguiente información obtenida de varios estudios:

• La exposición de apenas treinta segundos a comerciales de alimentos en televisión, puede influenciar en las preferencias de alimentación de los preescolares.

• Hay una asociación significativa entre la prevalencia de niños con sobrepeso y el número de comerciales en los canales infantiles observados, especialmente con aquellos que estimulan el consumo de alimentos.

• Influye en la percepción del sabor y las preferencias de los niños la colocación de personajes, elementos de branding (p. ej., el logo), diseños decorativos y endoso de deportistas famosos en el empaque.

• Las declaraciones de propiedades saludables (p. ej., «100 % natural», «contribuye a la salud de los huesos») llevan a los niños a preferir el sabor de los productos con dichas declaraciones y a percibirlos como más saludables que aquellos que no las tienen (8).

Es en razón de esta vulnerabilidad que el artículo 8 de la la Ley 30021 regula la publicidad de alimentos y bebidas «que se difunda por cualquier soporte o medio de comunicación», la que debe estar acorde «a las políticas de promoción de salud». El artículo 10 obliga a que la publicidad consigne «en forma clara, legible, destacada y comprensible» la advertencia de que debe evitarse el consumo de grasas trans, así como el consumo excesivo de los alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas.

La penetración de las comidas ultraprocesadas en provincias

Las tendencias, sin embargo, parecen ir hacia un agravamiento de la malnutrición que termina en sobrepeso y obesidad. El espacio público-privado de los malls con sus múltiples ofertas de consumo material y cultural es sumamente atractivo para las poblaciones de todas las edades, especialmente para los adolescentes y niños, como puede constatar fácilmente cualquiera que recorra dichos lugares.

Los malls, con sus «patios de comida» y supermercados —que en los últimos años se han multiplicado no solo en los distritos de Lima, sino también en varias ciudades del interior—, son verdaderos caballos de Troya de la comida rápida y ultraprocesada. Estos espacios semipúblicos llevan propuestas de consumo de alimentos y bebidas (y de muchos otros bienes de consumo) diferentes de los prevalecientes en las ciudades regionales, que suelen ser no procesados o poco procesados, sin los excesos en azúcar, grasas, sodio y otros elementos más (estabilizantes, preservantes, etc.) de las comidas industriales.

Es posible que la instalación de estos centros comerciales, cuyo número no deja de aumentar, esté contribuyendo a la aceleración de la incidencia del sobrepeso y la obesidad en las provincias. Según analistas de mercado, los supermercados en el «Perú tienen aún un amplio espacio para crecer», pues mientras que Chile o México cuentan con supermercados con un promedio de 97 y 109 m2 por cada 1000 habitantes, respectivamente, el Perú apenas está en 17 m2 por cada 1000 habitantes(9). De todos modos, ya hay en el en el país más de 40 malls en alrededor de 20 provincias, y otros tantos en Lima10. Cada uno tiene varios locales de comida rápida y al menos un supermercado, uno de cuyos principales rubros de venta son alimentos, naturales pero sobre todo procesados e hiperprocesados cuyos envases coloridos cubren la mayor parte de los estantes dedicados a comestibles (galletas, golosinas, cereales azucarados, gaseosas, sopas deshidratadas, etc.). El número total de supermercados es de alrededor de 22011.

Nota final

El derecho a la alimentación no es acceder solo a suficientes alimentos, sino a alimentos adecuados y saludables. La buena alimentación para todos, además de ser algo justo, asegura una población más sana, con todas las ventajas que ello conlleva, tanto personales (buena salud, mejores oportunidades en la vida) como sociales (sociedad más productiva, más creativa, más armónica, más democrática, más equitativa). En el mundo real, la concentración del poder, sobre todo el poder económico, se interpone en el camino del bienestar general, en función de los intereses particulares de minorías. En el caso de la industria alimentaria, mantener ese poder pasa con frecuencia tanto por el ocultamiento de la información real —el rechazo, por ejemplo, al etiquetado con información completa y comprensible de los ingredientes de un producto comestible— como por tergiversarla, subrayando las ventajas reales —o supuestas— de un producto y minimizando o eliminando las desventajas. Para ello, acude a los creativos de las empresas publicitarias, que, además, conocen cómo manipular las percepciones y las emociones de las personas.

Notas

 1 Sociólogo. Director de La Revista Agraria y presidente del Cepes. 
 2 Carta del presidente de la SNI, Luis Salazar, a la doctora Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud, del 20 de mayo de 2015. 
 3 Carta de la doctora Margaret Chan al presidente de la SIN, del 30 de junio de 2015. 
 4 Mapa del sobrepeso y la obesidad en el mundo. http://bit.ly/1UTQrhB
6 OPS/OMS. Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina: tendencias, efecto sobre la obesidad e implicaciones para las políticas públicas (de próxima aparición). 
 7 The New York Times. «Coca-Cola funds scientists who shift blame for obesity away from bad diets». Agosto 9, 2015. . http://nyti.ms/1Pn0MPo
 8 Unicef. Estudio exploratorio sobre la promoción y publicidad de alimentos y bebidas no saludables dirigida a niños en América Latina y el Caribe. 2015. 
 9 Equilibrium. Análisis del sector retail: supermercados. Noviembre de 2013, p. 8. 
11 Incluye hipermercados, supermercados y tiendas de descuentos, en la clasificación de Equilibrium. Op. cit.

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