Feminismo y el tsunami de la cuarta ola

Claudia Cisneros

Un señor de edad respetable que tiene hijxs jóvenes me dice acerca de su hija: “Ella es… (piensa mirando al techo por una fracción de segundo), mira, yo no diría que es feminista pero está muy clara en la defensa de los derechos de las mujeres.” Lo miro atentísima y sonrío perpleja pensando: ¿pero de qué cree Ud. que trata el feminismo sino justamente de eso? Escucho el final de su historia con moraleja de que su hija le hizo notar su prejuicio machista instalado y naturalizado. Hay un avance, pienso. Pero aun muchos puntos ciegos y resistencia a escuchar y prestarle empática atención a la rabia justificada de muchas. ¿En serio hace falta explicar por qué hay mujeres con rabia? Décadas de opresión, sujeción y subordinación social, abusos, heridas y muerte no se pueden gritar despacito, suavecito para que no se incomoden. Esta antigua estructura de lo patriarcal donde la mujer ha sido puesta en rol secundario está tan naturalizada que a muchos, incluso a algunos ‘progres’ les resulta imposible detectar los puntos ciegos de esta falla de la patrix.

Otro señor de edad respetable se queja porque dice que ya no está seguro de hasta dónde es gilear o es acoso. “Al final es igual que siempre”, le digo, “se reduce al respeto y al consenso desde la agencia de la mujer. La diferencia es que hoy hay que preguntar más y asumir menos.” El cambio no ha de ser fácil, pienso, más si toda la vida te habituaste a recibir ciertas señales y actuar en función de ellas. Pero si vas a interactuar, no puedes ignorar lo que las mujeres, las distintas mujeres con las que interactúes hoy, prefiere.

Una persona de mediana edad, feminista declarada, me dice que la página en FB #MeTooPerú es un peligro para la lucha porque pueden errar el filtro de sus denuncias y las denuncias falsas perjudican a las verdaderas. Puede ser, le digo, que hagan algún daño las falsas denuncias pero global y estadísticamente las denuncias falsas son minúsculas en comparación con el universo de denuncias verdaderas.

¿Sabes la cantidad de mujeres que han callado vejámenes, agresiones y torturas y que hoy encuentras en esa denuncia social en algún modo de justicia real y de sanación?. “¿Pero y los inocentes?”, me dice. ¨¿Pero y las muertas?”, le digo, “¿y las casi muertas?, ¿y las que saben que haciendo una denuncia formal se exponen a la estigmatización, a revivir su infierno, a ser puestas en duda, a una justicia funcional a lo patriarcal y corrupto.

¿Acaso no hemos callado lo suficiente tiempo? No se puede desestimular ese mecanismo social de supervivencia porque son masivamente demasiadas las verdaderas víctimas y victimarios impunes. ¿Que tienen miedo algunos hombres? ¡Qué bueno! ¡Deben tenerlo si violentaron a una mujer! Ya estuvo bueno de pretender que el problema de lo patriarcal es una exageración de las feministas o que la respuesta de algunas es irracional. Ya estuvo bueno de que el hombre se erija como representante universal de lo racional. La realidad patriarcal unilateral está cayendo y es hora de construir una realidad compartida. La cuarta ola es el tsunami que terminará de cambiar el orden y las relaciones de poder. Para bien de todes.

https://larepublica.pe/politica/2019/06/30/feminismo-y-el-tsunami-de-la-cuarta-ola/

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