Un nuevo Referéndum, para que la gente decida

Carlos Monge

El fujimorismo y sus aliados en el Congreso han deformado de manera importante las reformas políticas propuestas por el ejecutivo.

La mayoría fujimorista de la Comisión de Constitución del Congreso que preside Rosa Bartra ha aceptado que personas con condena firme mayor de 4 años no puedan candidatear; ha aceptado las llamadas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), pero solo para los partidos nuevos, mientras que exoneran a los que ya tienen registro de tener que hacerlas para la elección del 2021.

Ha aceptado la paridad en las listas electorales pero no para el 2021 sino de manera gradual, de manera que tal que recién en las elecciones del 2031 será obligatorio que hombres y mujeres tengan igual presencia en las listas partidarias a los cargos de representación; ha reducido las reformas propuestas para prevenir y sancionar el financiamiento ilegal a los partidos a crea una figura de delito penal.

Y ha rechazado que sea la Corte Suprema o cualquier otra instancia la que decida sobre la inmunidad el retiro de la inmunidad a sus integrantes procesados por el Poder Judicial.

Lo aprobado por la Comisión de Constitución debe ahora pasar al Pleno y este tiene solamente unos pocos días -hasta el 25 de Julio- para decidir al respecto.

Si la mayoría fujimorista ratifica en el Pleno lo que ha impuesto en Constitución, entonces el escenario será uno en el que el Legislativo ha alterado groseramente las reformas propuestas por el Ejecutivo, denegando en los hechos la confianza formal dada hace unas pocas semanas.

Ante esta situación, el Presidente Vizcarra tiene tres opciones. La primera es aceptar los hechos en la lógica de “esto es lo más que pudimos conseguir”, capitulando ante el fujimorismo y sus aliados.

La segunda es disolver el Congreso, teniéndose que convocar a nuevas elecciones bajo las mismas reglas de juego y casi no dejando tiempo a que un nuevo Congreso retome el debate y apruebe las reformas antes que se convoquen las elecciones al 2021.

La tercera es convocar a un referéndum para que la gente decida entre las propuestas originales de la Comisión Tuesta y el Poder Ejecutivo y aquellas que han sido deformadas por la mayoría en el Congreso.

Este sería el mejor camino pues –como fue en el caso de diciembre del año pasado- ofrece a la ciudadanía una alternativa inmediata de participación activa en la decisión final sobre las reformas políticas que el país necesita, especialmente aquellas referidas a las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, el financiamiento ilegal, y la inmunidad parlamentaria.

Lo que está en juego no es poca cosa. Se trata de asegurar que las elecciones del 2021 –las del Bicentenario- se hagan con base en mejores reglas de juego.

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