La inmunidad de rebaño

Pedro Salinas

Hoy le dedico estas líneas a quienes defienden con ardor la inmunidad de grupo o efecto rebaño. Y es que, como he leído y escuchado a varios por ahí, la cosa no es tan sencilla. A ver. La inmunidad de rebaño se da cuando entre el 60% y 70% de la población está premunida de anticuerpos contra un virus o una bacteria.

Hasta ahí todo bien. El asunto es cuando algunos se ponen a arengar: “Infectémonos de una vez, y así saldremos más rápido de la pandemia”. Y claro. Esto dicho así nomás, sin considerar densidades poblacionales o medidas inevitables para contener al maldito bicho, haría que el número de infecciones aumente de manera exponencial, y significaría, en los hechos, una masacre. El costo de una infección masiva sería un holocausto, si no quedó claro.

De hecho, la inmunidad natural no se está dando. Los porcentajes todavía son muy pequeños. En consecuencia, si bien es cierto que hay que tender hacia dicha inmunidad colectiva, la única manera de hacerlo es con la existencia de una vacuna –algo que no sabemos cuándo ocurrirá– o con un tratamiento eficaz –algo que tampoco se ha desarrollado todavía–.

Recordemos, si no, que eso fue lo que quiso hacer en su momento el primer ministro británico Boris Johnson, y ya sabemos cómo acabó su experimento. Con él mismo infectado y reculando violentamente. “Esa idea de que los países que han hecho poco van a alcanzar una inmunidad de grupo, y que bueno, se perderá a algunas personas en el camino es un cálculo muy peligroso”, dijo en su momento la OMS.

Así las cosas, la única manera de alcanzar la denominada inmunidad de rebaño es solo con la vacuna o con un tratamiento eficaz que contrarreste los efectos del coronavirus. Sin vacuna ni tratamiento eficaz, a ver si nos aclaramos, no hay forma de llegar a la inmunidad de grupo. La amenaza es demasiado grande. Sin ninguna protección sería una catástrofe.

El aumento debe ser gradual, premunidos de antídotos seguros y eficientes contra el patógeno y terapias antivirales. De lo contrario, vamos a terminar contando muertos por miles en las calles. Mientras tanto, ya saben, distancia interpersonal (“la distancia de una vaca”), uso de mascarillas y lavarse las manos obsesivamente.

https://larepublica.pe/opinion/2020/06/10/coronavirus-la-inmunidad-de-rebano-por-pedro-salinas/

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