Perú: Democracia y desgracia

Eloy Jáuregui

De antiguo y a decir de Heródoto, la democracia es la atribución de la masa. Poder (Kratos) y del pueblo (demos), en griego. De data más reciente es la definición de Giovanni Sartori (el Homo Videns), quien afirma que es un sistema político en donde el poder del pueblo se ejerce sobre el pueblo, pero advierte se trata de un régimen donde el hombre pierde la capacidad de abstracción y su capacidad de raciocinio. Jürgen Habermas es más drástico cuando sostiene que las democracias de hoy son el consumo, la producción masiva y la manipulación de la opinión pública.

En el Perú, entre democracia y destino desgraciado hay un soplo. Los democráticos de mi país solo existen en una realidad de lacayos y en una comunidad que segrega y crea muros y enrejados. Los poderosos no saben de solidaridad ni lealtades. Y no pensar como ellos es ser comunista. Es decir, promotores del caos y el desorden. Los omnipotentes señorones advierten que nada debe cambiar y que las jerarquías se respetan.

No un país diferente, participativo, en todos los niveles. Pretender por lo menos aproximar lo distinto, tratar de igualar, de familiarizar a los diferentes es impensable. Equivaldría a sembrar el caos, la alteridad. Entonces su prepotencia no observa la corrupción y utilizan el Estado solo como mesa de partes. Apelan al sultanismo —el dictador es mi amigo— y copan todos los niveles administrativos y usan el modo de gobierno autoritario. El autócrata admira a los descendientes de los encomenderos y usa el término patria —con sus camisetas y sus cánticos— para disimular que la Sunat les cobre o que la contraloría los señale. Si uno los denuncia, entonces es terruco.

Y entre portátiles y tapers imponen la conducta de un animal simbólico que ya no tiene capacidad para protestar ni marchar en este país donde lo único que cuenta es el contagio de la solidaridad y la fraternidad. ¿La memoria y la dignidad? No existe. Solo vale la impunidad y el blindaje. Perdón. Ya me vacunaron, pero sigo enfermo.

https://larepublica.pe/opinion/2021/05/25/democracia-y-desgracia-por-eloy-jauregui/

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