Perú: De favores y privilegios

Eloy Jáuregui

El Día del Periodista no me preocupa. Sí las elecciones en el Colegio que al fin y al cabo son la reproducción de lo que sucede en el Perú. Y postulan los honestos y los que no son. Hace unos años, los de la barbarie y corrupción, nuestra institución era un nido de pícaros. Hoy no. Existen dirigentes probos y honestos. Profesionales que ejercen y son dignos y que este 10 de octubre esperan recibir la aprobación y el apoyo de los colegas que necesitan de un órgano que nos represente a periodistas y comunicadores sociales dignos y leales.

En mi tiempo le decían la moña. Eran esos infectos que manejaban todo orden de cosas. Un poder ilícito en los trabajos, los gremios y, obviamente, en el campo del arte y la literatura. Luego se llamaron la cofradía y siempre fueron los mismos de la argolla. Aquellos elegidos que gozaban del privilegio de la herencia y las relaciones de los favoritos y escogidos. Su naturaleza fue (es) un engranaje sórdido de prerrogativas que favorecía a un grupo con un trasfondo clasista y racial. Un sistema que atravesaba el tejido social. Un enjambre de pillos que ganaban todos los premios y viajaban y comían y bebían con el dinero de todos los peruanos.

Hoy el Ministerio de Cultura ha puesto el punto final a las operaciones de esa argolla limeña y se desmanteló una lista de elegidos que iban a viajar a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara donde el Perú es el invitado especial. Los desembarcados, que no son pocos, denunciaron haber sufrido un atropello de parte del ministro Ciro Gálvez. Y si uno lee a Alfonso Quiroz en su Historia de la corrupción en el Perú o a Hugo Neira en su reciente Dos siglos de pensamiento de peruanos, se dará cuenta de que esta capilla usa los mismos argumentos que, por ejemplo, un hacendado luego de la reforma agraria de Velasco.

Y cito a Neira porque él explica que para la mayoría de peruanos es natural –un modelo divino– que haya un grupo de privilegiados y que bien merecido hacen uso de esas gollerías y remilgos. O porque son blancos o porque tienen plata como ya lo decía Manuel González Prada. Debo terminar. Yo en el 2018 viajé a la Feria de Guadalajara a presentar mis tres libros de crónicas. Entre mi editor Aldo Gutiérrez y el sello Porrúa costeamos mi pasaje y todo lo demás. Hasta ahora tengo una deuda con un banco que ya quebró. Pero a mí el Gobierno peruano no me pagó ni el taxi al aeropuerto. Sé que me van a odiar, pero tenía que decirlo. No pertenezco a ninguna argolla.

https://larepublica.pe/opinion/2021/09/28/de-favores-y-privilegios-por-eloy-jauregui/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*